sábado, 21 de agosto de 2010

Recuerdos

Es curioso como recuerdo mi vida. Si tuviera que explicarlo creo que comenzaría diciendo que son imágenes. Algo así como fotos. Pero distinto. Es decir, no veo todo el cuadro, como si hiciera foco en algo de la escena, en torno a lo cual podría reconstruir otros detalles pero no lo hago, no interesan. A veces ni siquiera recuerdo algo físico sino una situación, por lo general inusual, que no tiene en si un ancla en un objeto sino en una acción, aunque es una acción peculiar, no tiene movimiento, son series cuando mucho, congeladas. Si recuerdo una melodía supongo que podría argumentar que lo que viene a mi mente son fracciones sucesivas de vibrantes sonidos encadenados, que se reclaman unos a otros en un orden, que se desatan unos a otros conforme aparecen en mi mente. Esto vale también para situaciones, como cuando alguien me dice, te acordás de tal cosa, cómo no, ese día que pasó tal y tal cosa, pero esperá, resulta que vino fulano y abrió la puerta del garaje y vos estabas parado cerca de la ventana, y tenías el martillo en la mano y … ah, que me golpeé el dedo ¿no?, exacto, sí ya me acuerdo. Situaciones encadenadas. En veces el recuerdo está sujeto a un sentimiento del momento, a una sensación que tuve. Quizás a eso se deba cuando me ocurre un dejavú, quiero decir que lo que se repite no es en sí un acontecimiento exacto, sino que la sensación emocional resurgida equipara dos situaciones al colmo.
Algo extraño son los recuerdos del futuro, a esto entiendo, le llaman premoniciones. Las vislumbro como proyecciones inconscientes. Luego si en ese entonces estaba yo escribiendo y las tomé, quedan grabadas. Son en todo caso, excepcionales estos acontecimientos. Supongo que tal vez no tanto, pero sí el hecho de grabarlos accidentalmente y luego descubrirlos como lo que son, recuerdos del futuro. Creo que en gran medida, el recordar cosas que en nuestra concepción del tiempo aún no han ocurrido me da un poco de miedo. Esto no lo digo como una confidencia sino para intentar una explicación. Si recuerdo lo que todavía no pasó, ¿significa que hago que suceda?, podría llegar a ser cierto en alguna medida, pero otras veces, no se me ocurre como. Por ejemplo el otro día escribía yo un cuento en el que el personaje utilizaba una máquina de calcular, soy cajero, es el oficio que da de comer a mi familia, así que esto no es tan ocurrente, entonces contaba que ese cajero de mi cuento utilizaba una máquina de calcular, para hacerlo saber dije: “Crujen las mil alfileres crispándose sobre el papel en la máquina de calcular” No me cuestioné demasiado esta expresión cuando la escribí, acaso me pregunté un par de veces por qué escribía alfileres crispándose sobre la hoja, cuando mi experiencia de trabajo me hacía saber que el ruido que produce la ejecución de estas máquinas no semeja a una sucesión de pinchazos sino tal vez al disparo de una vieja cámara fotográfica. Al día siguiente, habiendo cambiado de puesto y por consiguiente de máquina, descubrí entre sorprendido y algo espantado, el sonido de mi nueva calculadora, una catártica catarata de perforaciones, que bien cuadraba con la descripción de las alfileres perforantes. Recuerdos del futuro.
Escribía en verso hace algún tiempo: “…pues cuando llegue la muerte / como el río que se invierte / nos iremos al pasado” Morir es quedar presente solo en el recuerdo de los que nos conocieron, quedar presente, siendo pasado, parece una contradicción, ¿no es cierto? ¿Y si solo existe el pasado? La declaración: “Mañana fui al medico” parece un error semántico o lógico si se quiere, pero la conjugación está basada en normas que se apoyan en la clásica concepción pasado, presente, futuro. Si solo existe el pasado, la contradicción desaparece y así las cosas “Mañana fui al médico” es una expresión correcta dentro de estas nuevas normas. Usted dirá: pero es que mañana todavía no llegó, a lo que yo le respondo ¿y usted como sabe?, porque no lo recuerdo, entonces ¿toda cosa que no recuerde no existió?, es decir como no recuerda el día de mañana ¿eso significa que todavía no existe mañana?, claro todavía no existe, ¿y si lo recordara? ¿qué diría entonces?, que visitaría al médico hoy mismo, pero hay un problema, ¿cuál?, que ya lo ha hecho, ¿cuándo ocurrió eso?, mañana.

2 comentarios:

  1. Pffff que recontrabueno está todo este análisis ontifologenético del tiempo :)

    Para mi el tiempo y el espacio son algo muy particular, a veces como que se desdibujan y no se bién donde me encuentro. Eso lejos de asustarme, es una de las cosas que mas me gustan y me sirven a la hora de escribir.
    Pero he leído por ahí que las palabras forman realidades, las palabras convertidas en pensamiento forman realidades.
    Entonces cambio la idea de Mañana fui al médico (le tengo miedo a los médicos), por Mañana vengo de dar la vuelta al mundo en monopatín =P llegaré destruída y con una pierna gastada, pero quien me quita lo bailado?

    Besos Marcos!

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  2. Estuve un buen rato tratando de descubrir el significado del término ontofilogenia (interesante) Creo que le estas dando otra vuelta de tuerca a lo que escribí Pato (buenísimo). Entonces, ¿vos pensás que la percepción del tiempo tiene que ver con una cuestión biológica (psíquico genética evolutiva)? Si es así, me caigo y me levanto, no se me había ocurrido che, pero por qué no.
    Vos me decís por lo que entiendo que a la hora de escribir a veces te sucede que interrumpís, te abstraes, te liberás de los condicionamientos espacio temporales que le impone la percepción habitual al común de la gente, ta bueno el extrañamiento que eso produce y lo he notado en algún cuento tuyo, realismo mágico que le dicen che.
    Las palabras forman realidades, claro… un poco utópico, claro que sí y gracias a Dios por las utopías que anticipan y hacen posible el cambio.
    Ah, me olvidaba, usa casco con el monopatín no vaya a ser que los de vida salvaje te hagan quilombo… me pregunto a quién se le habrá ocurrido ponerle ruedas a un pobre mono…

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